La prevalencia del lupus, que es la enfermedad autoinmune sistémica más frecuente, se acerca a un caso por cada mil, por lo que se estima que en Euskadi hay en torno a 2.000 personas con la enfermedad. El 90% de las pacientes que sufren lupus son mujeres y la mayoría de ellas tienen entre 25 y 35 años en el momento del diagnóstico.
Así lo ha puesto de manifiesto el doctor Guillermo Ruiz Irastorza, jefe de Sección de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Universitario Cruces y jefe del Grupo de Investigación de Enfermedades Autoinmunes del Instituto de Investigación Sanitaria BioCruces (Osakidetza), en una jornada celebrada en Bilbao para divulgar la realidad y avances en la investigación, diagnóstico y tratamiento del lupus.
El experto, que también es profesor de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha explicado que el lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune crónica con diferentes combinaciones de manifestaciones en la piel, articulaciones, sangre, riñones, y sistema nervioso, entre otros órganos.
Sin embargo, puede presentarse también en hombres y a cualquier edad, incluyendo niños y ancianos. Si bien la supervivencia a los 15 años de los pacientes con lupus es superior al 90% en nuestro entorno, sus tasas de mortalidad siguen siendo más altas que las de la población general.
Las manifestaciones clínicas del lupus más frecuentes se dan a nivel de la piel, "con el clásico eritema facial en alas de mariposa, articulaciones y, dentro de los órganos vitales, los riñones". "Su diagnóstico es complicado en muchas ocasiones, y requiere de un alto índice de sospecha clínica, apoyada por pruebas inmunológicas como los anticuerpos antinucleares, anticuerpos anti-DNA y otros", señala el doctor.
Ruiz Iratsorza recuerda además que se trata de una enfermedad crónica ya que, "aunque disponemos de muchos tratamientos, no tiene curación". En la mayoría de las ocasiones se presenta en personas que, por edad, tienen una larga expectativa vital por delante. "Típicamente, los pacientes con lupus van acumulando daño orgánico a lo largo de la evolución de su enfermedad, producido también, en muchos casos, por las medicaciones que utilizamos para controlarlo".
Por ello, advierte de que el impacto potencial en el sistema sanitario "es enorme, considerando además el elevado precio de muchos de los medicamentos lanzados al mercado en los últimos tiempos".
El experto ha explicado que el primer paso es el diagnóstico precoz de la enfermedad y de sus complicaciones ya que "sólo así se puede prescribir un tratamiento adecuado que, aplicado de forma temprana, prevenga en muchos casos el daño irreversible". "Encontrar el tratamiento óptimo, que respete el equilibrio entre eficacia, toxicidad y un precio sostenible exige experiencia en su uso y un enfoque multidisciplinar. Por otro lado, prevenir la aparición de complicaciones cardiovasculares a largo plazo es uno de los puntos fundamentales en el manejo del lupus", ha indicado.
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