lunes, 5 de diciembre de 2011

Piel de acero contra el frío

El aire helado comienza a sentirse con mayor rigor; algunas personas quizá esten maravilladas con la llegada del invierno, pero otras pueden temer que su piel se transforme en una verdadera textura de cocodrilo ante la resequedad generada por el clima.

Hay quienes son tan sensibles al frío que en cuestión de días su piel se transforma en un pliego áspero y agrietado, cayendo en algunas ocasiones en severas heridas que pueden presentarse incluso con sangrado. Sin lugar a dudas, el frío se convierte en su principal enemigo y la hidratación y suavidad desaparecen con el simple hecho de recibir un poco de aire sobre el rostro y las manos al salir a la calle.

En el mercado existe un sinfín de ofertas de cremas y ungüentos para tener una piel de seda, sin imperfecciones que corrompan el estado natural y terso de este órgano, el más grande del cuerpo humano.

“Hay enfermedades que favorecen o predisponen lesiones en la dermis, incluso pueden provocar muerte celular o necrosis en la piel. Son más sensibles de padecer problemas en la piel quienes padecen la esclerodermia, el lupus, la artritis y la dermatolisis. Todos los que enfrentan estos problemas deben extremar sus precauciones ante el frío, porque la piel se lastima mucho más ante las bajas temperaturas, incluso llegan a desarrollar úlceras en las puntas de los dedos y pueden terminar perdiéndolos”.

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