El lupus es una enfermedad autoinmune crónica donde el sistema inmunológico pierde la capacidad de diferenciar las partículas ajenas al cuerpo y sus propias proteínas, células o tejidos, provocando que estos sean dañados por anticuerpos propios, lo que puede producir daño de piel, articulaciones, riñón, cerebro, pulmón y otros órganos.
Así lo explica Lilith Stange, reumatóloga de Clínica Ciudad del Mar, quien además agrega que las manifestaciones de esta enfermedad son numerosas. "Van desde afecciones leves, como decaimiento, fatiga, anemia, inflamación articular o enrojecimiento de la piel, hasta casos graves que comprometen órganos vitales, como el sistema nervioso central o renal, y que pueden poner en riesgo la vida de la persona", sostiene.
Además, la reumatóloga comenta que las expresiones en el cuerpo son variadas y similares a las de otras enfermedades, razón por la cual es difícil de detectar si una persona padece o no lupus. Por ello es que es clave contar con el historial médico y exámenes de laboratorio inmunológico y general, para establecer un diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado.
Los dolores articulares, fiebre por sobre los 38°, dolor de pecho al respirar, pérdida de cabello o cejas, sensibilidad al sol, orina espumosa, enrojecimiento de la piel, especialmente en el rostro, dolor e inflamación de las articulaciones, cansancio y fatiga, entre otros, son las principales manifestaciones del desarrollo del lupus, que no necesariamente se presentan al mismo tiempo.
Si bien en la actualidad se desconocen las causas de esta enfermedad, se sabe que en su desarrollo influyen factores hereditarios, inmunológicos y hormonales, como los estrógenos, por ello es que el lupus es más frecuente en mujeres que en los hombres, siendo su aparición diez veces más común en las primeras que en los segundos. Además, hay factores externos como el estrés, infecciones y también el uso de algunos medicamentos.
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