La Sociedad Española de Reumatología (SER) calcula que la prevalencia del lupus es de 10 casos por cada 100.000 habitantes y que puede aparecer en cualquier etapa de la vida, aunque lo más frecuente es que se inicie en la juventud. Por eso, el diagnóstico precoz se sumamente importante, pero cada persona tiene un patrón diferente de la enfermedad, lo que dificulta el proceso.
Como enfermedad, afecta a muchos órganos: piel, articulaciones, riñones, corazón, pulmones, etc., pero la mitad de los pacientes con lupus tienen afectación casi exclusiva de la piel y las articulaciones, y la manifestación más frecuente suele ser un eritema en la nariz y en las mejillas con forma de alas de mariposa.
Desde hace 4 años, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), en cooperación con los fondos europeos FEDER, desarrolla 8 proyectos de investigación dirigidos a encontrar respuestas contra esta enfermedad. Los proyectos, integrados en el programa de financiación de la Acción Estratégica en Salud del ISCIII, recibieron una financiación total de 554.650 euros y se han desarrollado o se están desarrollando en los hospitales madrileños de Puerta de Hierro, 12 de Octubre y Fundación Jiménez Díaz; en el Valle D’Hebron de Barcelona; en el Complejo Hospitalario de Vigo; en el Centro Pfizer-Universidad de Granada-Junta de Andalucía de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), y en Santa Cruz de Tenerife.
Este último proyecto, coordinado por la Fundación Canaria de Investigación Sanitaria y el Servicio de Evaluación del Servicio Canario de Salud , intentará cumplir 2 objetivos: cuantificar el impacto socioeconómico y sobre la calidad de vida relacionada con la salud que el lupus genera en los afectados y para la sociedad, y explorar las necesidades de investigación e información no satisfechas que, desde la perspectiva de los afectados, familiares y expertos, deberían incluirse en las agendas de investigación.
El lupus puede afectar de por vida. En estado normal, el sistema inmunológico del cuerpo normalmente produce proteínas llamadas anticuerpos para proteger al organismo de virus, bacterias y otras sustancias extrañas denominadas antígenos.
En una enfermedad autoinmune como el lupus, el sistema inmunológico se "confunde" y no diferencia entre las partículas extrañas (antígenos) y las propias células o tejidos, y produce anticuerpos en contra de "sí mismo". A estos anticuerpos se les llama "autoanticuerpos", y se unen con los antígenos propios formando unos complejos inmunes que son los que causan la inflamación y el daño en los tejidos. No obstante el lupus se manifiesta alternando periodos de mayor actividad o más síntomas (exacerbación) con otros de inactividad (remisión).
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